Si los Hombres Menstruaran por Gloria Steinem
Vivir en la India me hizo comprender que una minoría blanca del mundo lleva siglos engañándonos para que pensemos que una piel blanca hace superiores a las personas, aunque lo único que hace en realidad es hacerlas más sujetas a los rayos ultravioleta y a las arrugas.
La lectura de Freud me hizo ser igualmente escéptica sobre envidiar a los penes. El poder de dar a luz hace que la "envidia del vientre" sea más lógica, además un órgano tan externo y desprotegido como el pene hace a los hombres muy vulnerables.
Pero ver recientemente como a una mujer le llegaba su menstruación de manera inesperada (una mancha roja se había extendido por su vestido mientras discutía acaloradamente en un escenario público) todavía me hizo encogerme de vergüenza. Hasta que finalmente le informaron en susurros del evidente acontecimiento, dijo al público, compuesto exclusivamente por hombres, "deberíais estar orgullosos de tener a una mujer menstruando en vuestro escenario. Es probablemente la primera cosa real que le ocurre a este grupo en años".
Risas. Alivio. Había convertido un aspecto negativo en uno positivo. De alguna manera, su historia se fusionó con la India y Freud para hacerme comprender por fin el poder del pensamiento positivo. Cualquier cosa que tenga un grupo "superior" se utilizará para justificar su superioridad, y cualquier cosa que tenga un grupo "inferior" se utilizará para justificar su difícil situación. A los negros se les dio trabajos mal pagados porque se decía que eran "más fuertes" que los blancos, mientras que todas las mujeres fueron relegadas a trabajos mal pagados porque se decía que eran "más débiles". Como dijo el niño cuando le preguntaron si quería ser abogado como su madre: "Oh no, ese es un trabajo de mujeres". La lógica no tiene nada que ver con la opresión.
Entonces, ¿qué pasaría si de repente, mágicamente, los hombres pudieran menstruar y las mujeres no?
Claramente, la menstruación se convertiría en un evento envidiable, digno y masculino:
Los hombres presumirían de lo larga y abundante que es.
Los jóvenes hablarían de ella como el envidiado comienzo de la virilidad. Regalos, ceremonias religiosas, cenas familiares y despedidas de soltero marcarían el día.
Para evitar la pérdida de trabajo mensual entre los poderosos, el Congreso financiaría un Instituto Nacional de Dismenorrea. Los médicos investigarían poco sobre los infartos, de los que los hombres estarían protegidos hormonalmente, pero todo sobre el dolor menstrual.
Los suministros sanitarios estarían financiados por el gobierno y serían gratuitos. Por supuesto, algunos hombres seguirían pagando por el prestigio de marcas comerciales como Paul Newman Tampons, Muhammad Ali's Rope-a-Dope Pads, John Wayne Maxi Pads, y Joe Namath Jock Shields- "For Those Light Bachelor Days".
Los estudios estadísticos demostrarían que los hombres se desempeñan mejor en los deportes y ganan más medallas olímpicas durante sus períodos.
Los generales, los políticos de derechas y los fundamentalistas religiosos citarían la menstruación ("la menstruación de los hombres") como prueba de que solo los hombres pueden servir a Dios y a la patria en el combate ("Hay que dar sangre para recibir sangre"), ocupar altos cargos políticos ("¿Pueden las mujeres ser realmente fuertes sin un ciclo mensual gobernado por el planeta Marte?"), ser sacerdotes, ministros, Dios mismo ("Él dio esta sangre por nuestros pecados") o rabinos ("Sin una purga mensual de impurezas, las mujeres son impuras").
Los liberales y radicales masculinos, sin embargo, insistirían en que las mujeres son iguales, pero diferentes; y que cualquier mujer podría unirse a sus filas si estuviera dispuesta a reconocer la primacía de los derechos menstruales ("Todo lo demás es una cuestión individual") o a autoinfligirse una gran herida cada mes ("Debes dar sangre para la revolución").
Los chicos inventarían una jerga menstrual ("Es un hombre de tres compresas").
"¡Sí, hombre, estoy en el copa!"
Los programas de televisión tratarían el tema abiertamente (Happy Days: Richie y Potsie intentarían convencer a Fonzie de que sigue siendo "The Fonz", aunque no le haya bajado la regla durante dos meses seguidos. Hill Street Blues: Toda la comisaría con la regla sincronizada). También los periódicos. (El miedo a los tiburones en verano amenaza a los hombres que menstrúan. El juez cita a los periódicos mensuales para perdonar a un violador). Y también las películas. (¡Newman y Redford en Hermanos de Sangre!)
Los hombres convencerían a las mujeres de que el sexo es más placentero en "ese momento del mes". Se diría que las lesbianas temen a la sangre y, por tanto, a la vida misma, aunque todo lo que necesitan es un buen hombre que menstrúe.
Las facultades de medicina limitarían el ingreso de las mujeres ("podrían desmayarse al ver la sangre").
Por supuesto, los intelectuales ofrecerían los argumentos más morales y lógicos. Sin el don biológico de medir los ciclos de la luna y los planetas, ¿cómo podría una mujer dominar cualquier disciplina que exigiera un sentido del tiempo, el espacio, las matemáticas... o la capacidad de medir cualquier cosa? En la filosofía y la religión, ¿cómo podrían las mujeres compensar su desconexión con el ritmo del universo? ¿O su falta de muerte y resurrección simbólica cada mes?
La menopausia se celebraría como un acontecimiento positivo, el símbolo de que los hombres habían acumulado suficientes años de sabiduría cíclica para no necesitar más.
Los hombres liberales de todos los ámbitos tratarían de ser amables. El hecho de que "esta gente" no tenga el don de medir la vida, explicarían los liberales, debería ser castigo suficiente.
¿Y cómo estarían capacitadas las mujeres para reaccionar? Uno puede imaginarse a las mujeres de derechas aceptando todos estos argumentos con un masoquismo acérrimo y sonriente. ("La ERA obligaría a las amas de casa a herirse cada mes": Phyllis Schlafly)
En resumen, descubriríamos, como ya deberíamos haber descubierto, que la lógica está en el ojo del lógico. (Por ejemplo, he aquí una idea para los teóricos y los lógicos: si se supone que las mujeres somos menos racionales y más emocionales al principio de nuestro ciclo menstrual, cuando las hormonas femeninas están en su nivel más bajo, entonces ¿por qué no es lógico decir que, en esos pocos días, las mujeres se comportan de la manera más parecida a la de los hombres durante todo el mes?).
Lo cierto es que, si los hombres pudieran menstruar, las justificaciones de poder serían infinitas.
Si les dejáramos.
Steinem G. (2020) If Men Could Menstruate. In: Bobel C., Winkler I.T., Fahs B., Hasson K.A., Kissling E.A., Roberts TA. (eds) The Palgrave Handbook of Critical Menstruation Studies. Palgrave Macmillan, Singapore. https://doi.org/10.1007/978-981-15-0614-7_28
Traducción hecha por Kiarawomen
Todos los derechos reservados
Te puede interesar:
Dejar un comentario