Alimentación Emocional

ALIMENTACIÓN EMOCIONAL

El siguiente artículo está escrito por nuestra experta Ana Calvell, psicóloga y coach personal y de salud.

«Comer es una metáfora de la forma en
que vivimos y de la forma en que amamos.»
— G. Roth

¿Qué es la alimentación emocional?

No siempre comemos para saciar nuestra hambre física, muchas veces nos alimentamos desde estados emocionales como el estrés, la ansiedad o la soledad, y buscamos confort en la comida para sentirnos relajadas y recompensadas.

Estoy segura de que alguna vez has recurrido al helado o a los dulces cuando has sentido un bajón o quizás has buscado la receta familiar (nada saludable) cuando has extrañado a tus seres queridos.

La alimentación es un acto natural del ser humano, pero también es un acto social que involucra muchos factores. Evidentemente, el hambre física está ahí para satisfacer una necesidad fisiológica, sin embargo, nuestro cerebro asocia de la misma manera el hambre emocional, que, tratándose de un sentimiento desatendido, nos lleva al acto físico de comer. Sumemos a esto que hoy en día estamos invadidas de alimentos procesados llenos de azúcar, harinas y algunos otros componentes que tienen como único objetivo generar una sensación de placer temprano a la hora de ingerirlos. Esto hace que cuando sentimos hambre emocional no recurramos a una zanahoria o a un brócoli, sino al chocolate o a los nachos con guacamole, pues son estos alimentos los que, modificados con varios tipos de edulcorantes, almidones, gluten y otros componentes, nos generan esa sensación de placer inmediato.

Además, otro factor que puede influir en nuestra preferencia por alimentos azucarados es el hecho de que nuestro primer alimento, cuando somos bebés, suele ser la leche materna, la cual tiene un sabor dulce. Posteriormente, quizás nuestro padres hayan optado por algunas fórmulas en reemplazo, que suelen tener un montón de azúcar. Así que podríamos decir que, por razones biológicas, nuestro cerebro busca siempre el confort de la sensación dulce, recreando la seguridad que sentíamos al tomar pecho o biberón en los brazos de nuestra madre.

¿Cómo sé si me alimento emocionalmente?

  • ¿Te recompensas con comida? 
  • ¿Usas la comida para gestionar el estrés o la ansiedad?
  • ¿Te sientes culpable o sin fuerza de voluntad cuando se trata de la comida? 
  • ¿La comida te hace sentir segura y tranquila? 
  • ¿Consideras que tienes una relación de amor/odio con la comida? 
  • ¿Sientes que pierdes el control alrededor de la comida? 
  • ¿Tu hambre que no se sacia después de comer? 
  • ¿Sientes la sensación de hambre en el pecho más que en el estómago?

Si has respondido a una o más de estas preguntas con un «Sí» es porque es tiempo de empezar a trabajar en tu relación con el alimento atendiendo las emociones que puedan estar detrás de tus antojos.

El ciclo de la alimentación emocional

Tener antojos, darnos gustos y comer para animarnos no está mal, más cuando nuestro mecanismo de adaptación usa la comida para gestionar las emociones quedamos atrapadas en un bucle de malos hábitos del cual cuesta mucho salir. 

CICLO ALIMENTACIÓN EMOCIONAL

La razón es que el hambre emocional no puede ser saciada con comida. Comer te hará sentir mejor al momento, pero la emoción seguirá ahí mientras no sea atendida. Entre más uses las comida para este fin, más difícil le resultará a tu cerebro deshacer la falsa asociación creada entre el hambre emocional y la comida física. Tu fuerza de voluntad decae y tus emociones comienzan a controlarte. Sin embargo, esto se puede corregir.

alimentacion emocional

Identificar los desencadenantes de tus emociones

«Comemos como comemos por que tenemos miedo de nuestros sentimientos.»
— G. Roth

En mi experiencia profesional y personal sé que cuando tenemos una molestia en nuestro interior tarde o temprano terminará surgiendo y manifestándose en la superficie, interrumpiendo nuestra rutina o nuestros hábitos saludables. Comer en exceso para gestionar esta molestia solo significa que nos hemos desconectado de la emoción y a su vez de nosotras mismas. Las emociones existen para protegernos y ayudarnos a interactuar mejor con nuestro entorno cuando las escuchamos y nos aliamos con ellas.

Es tiempo de que prestes atención a ese vacío que tratas de llenar con la comida. Pregúntate: ¿de qué tienes hambre?, ¿qué te dicen tus antojos? Una vez que respondas a ello, piensa qué has aprendido de ti al prestarte atención de esta manera.

Busca otras maneras de alimentarte 

«Tenemos hambre de jugar, de diversión, de contacto, romance, intimidad, amor, logros, éxito, arte, música, de expresarnos, de liderazgo, de emoción, aventura y espiritualidad. Todos estos elementos son formas esenciales de nutrición.»
— Joshua Rosenthal

Para salir del bucle de la alimentación emocional no tienes que castigarte ni caer en restricciones. Se trata de transformar tus hábitos poco a poco.

  • Si te sientes sola o deprimida puedes llamar a un amigo o un familiar, jugar con tu mascota o buscar tu foto favorita y revivir ese momento que tanto te llena. 
  • Si estás ansiosa usa la bailoterapia, sal a correr o compra una bola antiestrés. 
  • Si estás agotada trátate con amor: prepárate un té, toma un baño caliente, prende unas velas aromáticas o envuélvete en tu mantita. 
  • Si estas aburrida lee un buen libro, busca cosas interesantes en Pinterest, mira vídeos de gatos, escucha un podcast o haz alguna actividad manual como pintar mandalas.

Mi objetivo es crear consciencia sobre nuestros hábitos, atender nuestras emociones para conectar con nuestra esencia, descubrir qué es lo que nos alimenta realmente y qué puede hacer que nuestra vida sea extraordinaria.

Si quieres enamorarte del proceso de convertirte en tu mejor versión escribe a anaclavellcoach@gmail.com (consultas online y presenciales). Para más información sobre nuestra experta Ana Clavell haz clic aquí.

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